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Violencia de Género y Antifeminismo en la Nueva Constitución de Chile: Una Perspectiva Psicológica y Social

ElizabethSazoweb La creación de una nueva Constitución en Chile es un acontecimiento de gran relevancia que sin duda tendrá un profundo impacto a futuro en varios aspectos. Sin embargo, uno de los temas más críticos que merece una atención especial en este proceso es la violencia de género. Esta problemática, arraigada en la sociedad chilena, debe abordarse de manera integral y efectiva en la nueva Carta Magna.

Desde una perspectiva psicológica, es crucial entender que la violencia de género es una manifestación de la desigualdad de poder y una expresión de la construcción social de la masculinidad y la feminidad. La nueva Constitución representa una oportunidad para cambiar la estructura de poder que perpetúa esta violencia. Sin embargo, preocupa que el partido republicano, liderando este proceso, tenga una mayoría masculina que podría no reflejar adecuadamente las necesidades de las mujeres y las medidas efectivas para abordar la violencia de género.

La falta de representación de género en los cargos de poder relevantes es una realidad que persiste en Chile, como en muchas partes del mundo, y esto se refleja en la toma de decisiones y políticas públicas.

"En los tiempos actuales, las mujeres todavía siguen teniendo, en el mejor de los casos, una representación marginal en los cargos de poder relevantes. La realidad expresada por los datos es que los hombres siguen gobernando el mundo" (Villavicencio Miranda y Zúñiga Fajuri, 2015, p. 15).

La Constitución no es solo un marco legal, sino también un reflejo de los valores y normas de una sociedad. Si no se aborda adecuadamente la violencia de género en este proceso, se podría enviar un mensaje de tolerancia al problema arraigado en la cultura chilena, lo que podría tener graves consecuencias en la percepción social de la gravedad de la violencia y la impunidad de los agresores.

Desde una perspectiva social, es esencial recordar que la violencia de género no se limita al ámbito doméstico; se extiende a todas las esferas de la sociedad, incluida la política. La presencia y la voz de las mujeres en la formulación de la nueva Constitución son fundamentales para garantizar que se aborden adecuadamente las cuestiones de género. La falta de representación de género en el partido republicano y en otros sectores políticos puede socavar este proceso de cambio social y perpetuar la desigualdad.

“Es nuestro deber perentorio, y como tal ineludible, contribuir a que el tiempo de los derechos se cristalice también para las mujeres” (Villavicencio Miranda y Zúñiga Fajuri, 2015, p. 15).

Es fundamental que el proceso constitucional incluya medidas que promuevan la igualdad de género desde una perspectiva psicológica y social, como la educación de género en el sistema educativo y campañas de concienciación. La educación desempeña un papel crucial en la transformación de actitudes y comportamientos asentados en la cultura que perpetúan la violencia de género. El gobierno actual de Chile, liderado por el Presidente Gabriel Boric Font, ha mostrado un interés en establecer un gobierno feminista que tome en consideración las necesidades diferenciadas de toda la población en sus decisiones. Sin embargo, la irrupción de sectores ultraconservadores en la política chilena después del triunfo del "Rechazo" a la propuesta constitucional en 2022 plantea una amenaza para la agenda de derechos promovida por movimientos feministas y de diversidades.

La ultraderecha en Chile trae consigo una agenda antifeminista que busca socavar los derechos de las mujeres y su capacidad de decisión sobre sus propios cuerpos. Esta agenda incluye intentos de eliminar el derecho al aborto y reforzar una visión tradicional y patriarcal de los roles de género. La presencia de la ultraderecha en el Consejo Constitucional y su poder de veto plantean preocupaciones sobre la inclusión de estas políticas retrógradas en la nueva Constitución.

Es importante destacar que el antifeminismo de estos sectores conservadores surge cuando sienten amenazados sus privilegios patriarcales en términos económicos, sociales, mediáticos y culturales. Esto pone en riesgo no solo los derechos de las mujeres, sino también su bienestar económico y su acceso a servicios de salud.

Frente a este escenario, es esencial mantenerse alerta y defender los derechos conquistados por los movimientos feministas. La transversalización de género en los poderes del Estado y la desconcentración del poder son condiciones necesarias para una Constitución verdaderamente feminista. Esto implica la participación activa de las mujeres en todos los niveles de toma de decisiones y la garantía de que los derechos de género sean una prioridad en la nueva Carta Magna.

La creación de una nueva Constitución en Chile es una oportunidad histórica para abordar la violencia de género desde una perspectiva integral. Sin embargo, es fundamental que la participación y representación de género se aseguren para que este proceso sea efectivo y refleje los valores de una sociedad igualitaria. La lucha contra la violencia de género es esencial para la construcción de una sociedad justa y equitativa, y no debe ser ignorada ni minimizada en este proceso constitucional.

 

Por Elizabeth Sazo González.